6/07/2007

EL TIRO POR LA CULATA

El camarista Jorge Cañón no quedó en buena posición luego de que la Cámara del Crimen número 2 dictara la absolución de dos jóvenes a los que el magistrado había acusado por un supuesto asalto. Después de un largo proceso con idas y venidas, los integrantes del Tribunal descreyeron de la versión de Cañón y parecieron avalar tácitamente la postura de los dos muchachos, que desde que comenzó la historia insistieron en que ellos estaban en la casa del juez porque los habían invitado a participar de una fiesta sexual.
El caso, en su momento, conmovió a la opinión pública. Cuando la Policía llegó el 25 de junio de 2005 a la casa del juez Cañón -en la calle Mecca- había algunos signos evidentes de que se trataba de una reunión de amigos. El episodio pretendió ser aprovechado para desacreditar al magistrado, que poco antes había fallado en contra del gobierno provincial en el marco de una importante causa que enfrentaba al oficialismo con el gremio docente. Cañón también estaba enfrentado con el entonces ministro de Gobierno, Justicia y Seguridad Juan Carlos Tierno.

Independientemente de la vida privada de cada cual, Cañón acusó a los dos jóvenes piquenses -Jesús María Nilles y Carlos Damián Fridel- de que lo querían asaltar. Así, ingresó en zona riesgosa: quizá tratando de defender el "decoro" al que las autoridades judiciales tanta importancia le dan, ingresó en un terreno resbaladizo, ya que si se comprobaba una mentira quedaría muy mal parado.

Algo así ocurrió el mes pasado, cuando el Tribunal de la Cámara 2 decretó la inocencia de los acusados.

Después de que en primera instancia el juez Carlos Flores dictara la falta de mérito a los jóvenes, otros integrantes de esa Cámara -Carlos González y Abel Depetris- le habían dado vuelta el fallo, con el voto en disidencia de Filinto Rebecchi. Esta vez, los que sentenciaron fueron Pablo Balaguer, Arturo Tito Fresco y Gustavo Adolfo Jensen, quienes se limitaron a dictaminar la inocencia de los jóvenes sin opinar si existió un falso testimonio o una falsa denuncia por parte de Cañón.

La prueba sobre el conocimiento previo entre el juez y los acusados era múltiple y variada. También el cruce de llamadas telefónicas le daba la razón a los muchachos.

Desde que ocurrió el hecho hasta ahora, Cañón logró el ascenso de juez civil a camarista. En su momento el Superior Tribunal de Justicia le inició un sumario cuyo resultado es, por ahora, un misterio.

Un párrafo aparte merece la conducta del fiscal Jorge Marcelo Amado, que viene de mal en peor. Mientras la Legislatura provincial sigue sin aprobarle el ascenso, Amado sigue siendo noticias por planteos por lo menos extraños. En esta ocasión, había pedido que los acusados fueron condenados a 2 años de prisión, y en forma efectiva teniendo en cuenta sus antecedentes. Amado consideró que se trataba de un intento de robo, agravado por el uso de armas. El fallo del Tribunal significó un cachetazo también para él.

Hace poco había ocurrido lo contrario: insólitamente el fiscal pidió la absolución para un policía acusado de apremios ilegales. Pero los jueces lo condenaron. Y antes de eso, Amado fue noticia por llegar a arreglos que le evitaron la cárcel a los dirigentes que se robaron el club Santa Rosa y a Walter Quiroga, el policía del grupo GEO que cometió el homicidio de Esteban Con, un joven de la Zona Norte de Santa Rosa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

AL FINAL LO Q ERA....... UNA GRAN FIESTITA JEJEJE.