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-Viste lo que es tener contactos, ¿no? -dijo sonriente el ex ministro marinista Raúl Reyna y alzó su copa de champán cuando nos cruzamos en las suntuosas escaleras del crucero "Costa Romántica", repletas de mármol, bronce y madera.
Era una broma, según pareció. En medio de los brillos de un barco de lujo, el ex funcionario se refería al modo en que había conseguido su bebida espumante, que arriba de esa enorme ciudad acuática se cotiza en precios prohibitivos para los bolsillos comunes.
Reyna comentó, como justificándose, que había accedido a esa esplendorosa copita de champán gracias a que en el viaje lo acompañaban algunos "amigos cruceristas" que resultaban privilegiados aún dentro de los privilegiados.
Viveza criolla. O "contactos".
Hombres de suerte
El boleto de viaje es alto, inaccesible para un trabajador normal: vale entre 990 y 2.300 dólares por persona, según el lugar de ubicación (hay cabinas internas y externas, que dan al mar; hay mini-suites, suites y suites con balcón). A esa cifra hay que sumarle impuestos y también tasas portuarias (176 dólares por persona) y tasas de servicio (48 dólares por un adulto, 24 por un menor de 14 años).
El ex ministro de la Producción y ex responsable del comité de vigilancia de la Zona Franca durante el marinismo estuvo acompañado por su mujer, dos hijos jóvenes y una señora mayor. Es decir que sus pomposas vacaciones fueron todo un presupuesto. En algún momento del viaje, no pude evitar un interrogante íntimo sobre su presencia: "¿Cómo habrá hecho para afrontar semejante desembolso?". Traté de consolarme con una respuesta: "Y... a lo mejor tuvo la misma suerte que yo y se ganó un concurso".
Arriba las manos
Si el pasaje está destinado a gente de altos recursos, ni qué hablar la vida sobre el barco, donde el costo de cualquier consumo se multiplica varias veces respecto de lo que se paga cotidianamente.
Algunos ejemplos: un litro de cerveza vale, a bordo del "Costa Romántica", 10 veces más que en el almacén de una esquina de Santa Rosa; un minuto de teléfono sale 24 pesos; un CD para guardar fotos digitales, 30 pesos; una foto normal, en papel y medidas habituales, 45 pesos.
Por otros servicios que se ofrecen mejor ni preguntar: el salón de belleza y peluquería, lavandería, masajes. Igual llegamos a ver un cartelito de promoción: 25 minutos de masaje de cuero cabelludo más 25 minutos de masaje en pies y tobillos por 210 pesos.
Hay, por supuesto, vinos de 100 dólares o más. Y a bordo se venden, a precios exorbitantes, celulares y productos electrónicos. En el shopping, en la boutique y en la bodega, mientras navegan, los ricos y a veces famosos despilfarran pequeños vueltos de sus fortunas sin ponerse a pensar en el precio de las etiquetas.
Invierten en joyas distinguidas, alhajas exclusivas, relojes primorosos, glamorosos perfumes, brillantes, ámbar del Báltico, cristales austríacos, antiguo arte veneciano en vidrio, zapatos, carteras, sombreros y souvenirs.
Los pasillos son un desfile de marcas como Gucci, Valentino, Guess.
Aunque sobre la nave todos los precios están señalados en dólares, para estimular el consumo en ese antro ultracapitalista, los viajeros no manejan dinero en efectivo, a no ser en el casino y ante la eventualidad de gastos médicos. Para el resto de las transacciones, se accede a una tarjeta que el crucero diseña especialmente. En ella se asientan todos los consumos, y al final del viaje se informan los gastos. Se incluye, bajo esta metodología, el pago de las propinas (un 15 por ciento del consumo).
El barco también oferta excursiones -la mayoría de ellas entre 150 y 400 pesos por persona- en todas las ciudades en que se detiene.
Viaje "trucho"
Reyna hizo lo que la mayoría de los pasajeros: se sacó fotos con el capitán del barco, se metió en el jacuzzi, disfrutó de la pileta, se sumó a excursiones cuando bajó a tierra, guardó sus mejores ropas para la "noche de gala", brindó en Nochebuena y pedaleó en las bicicletas fijas para hacer un poco de gimnasia.
Durante la semana que duró esa travesía, ida y vuelta de Buenos Aires a Río de Janeiro (entre el 22 y el 30 de diciembre), nos cruzamos con Reyna algunas veces. Hablamos trivialidades: el clima, el movimiento del barco, la tendencia femenina a comprar ropas.
El ex ministro dijo que estaba "disfrutando con la familia" de ese crucero diseñado especialmente para la práctica de un turismo para potentados que quieren hacerse atender las 24 horas.
El barco zarpó el 22 de diciembre a las 5 de la tarde.
El día anterior habían quedado libres los ex funcionarios que fueron procesados por el caso de los "viajes truchos". Reyna formó parte de esa causa, estuvo imputado y declaró como sospechoso de haber cometido un delito, pero finalmente el juez Jorge Luis Howe dictó la falta de mérito: su firma aparecía en una sola de las boletas puestas bajo la lupa.
Si hubiera estado en el bando más complicado, Reyna se hubiera perdido el crucero. Y éste sí que no fue un "viaje trucho".
En broma, el contador podría reflexionar -como imitando a los punteros que pintaron carteles diciendo que "gracias a Elsa conocimos el mar"- que gracias al marinismo se hizo crucerista rumbo a Río de Janeiro.
Juan Pablo Gavazza
Jóvenes mujeres son esclavizadas y obligadas a ejercer la prostitución. Las alquilan o venden como si fueran objetos. El comercio sexual está atado a otros delitos propios de redes mafiosas, como la droga, la violencia o la falsificación de documentos. El gobierno mira para otro lado y los que saben del tema en serio advierten: "nadie se mete con los dueños de los prostíbulos".La provincia de La Pampa está en el centro de una red de trata de blancas que incluye la explotación sexual y la privación ilegítima de la libertad de mujeres obligadas a prostituirse, pero el gobierno provincial prefiere mirar para otro lado y esconder la cabeza.Frente a la inacción oficial, que termina siendo cómplice de la actuación de mafias que operan en todo el país, nuestra provincia sirve a veces como lugar de destino y en otras ocasiones también como tierra de reclutamiento de chicas jóvenes.Así lo dejan demostrado hechos concretos (ver aparte el caso de una entrega frustrada en Macachín) y el completo informe elaborado por la Organización Internacional de Migraciones (OIM).
DROGAS Y MAFIA. El comercio sexual, en La Pampa como en el resto del país, está vinculado al tráfico de drogas, a los asesinatos violentos, a la desaparición de personas y a otros delitos característicos de las redes mafiosas.Además de los reclutadores, proxenetas y regentes de prostíbulos, los tratantes necesitan de la labor de "operadores secundarios": empleados de empresas de transporte que garantizan pasajes para el traslado de mujeres o documentación de viaje a disposición, personal de compañías de telefonía celular que proveen líneas "seguras" e individuos encargados de confeccionar documentación falsa para menores y extranjeros.Los tentáculos de ese tipo de organizaciones sacan provecho de policías corruptos, de funcionarios judiciales conniventes, desinteresados o perezosos y de representantes del poder político que -por miedo, por interés o por ignorancia- hacen de cuenta que aquí no pasa nada.
MODUS OPERANDI. Según la OIM, los proxenetas tienen un sistema de alquiler con distintos cabarets y whiskerías. El informe -de unas 200 páginas, elaborado entre marzo y diciembre del año pasado- señala a nuestra provincia como uno de los destinos habituales, junto con Córdoba, Entre Ríos, Chubut y Santa Cruz.Proliferan estos comercios porque varias rutas nacionales que unen el sur y el norte del país y Brasil con el sur y Chile, cosechan gran cantidad de clientes entre los transportistas de paso.Por cada chica se pagan entre 1.000 y 5.000 pesos, dependiendo de la edad, la zona y las "características de la mercadería". Para captarlas, las chicas son engañadas en algunos casos y en otros directamente secuestradas.Siempre según la OIM, los proxenetas más importantes provienen de Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos. Regentean hasta 30 mujeres que alquilan a distintas whiskerías del país y las van rotando.
LA DEL AVESTRUZ. En La Pampa, el gobierno prefiere mirar para otro lado: el ministro de Gobierno, Justicia y Seguridad Rodolfo Gazia dice que se hacen los controles necesarios, que la Policía y las municipalidades vigilan todo lo que tienen que vigilar y asegura, muy suelto de cuerpo, que todas las mujeres que trabajan en las "whiskerías" -un eufemismo con el que esos comercios evitan llamarse prostíbulos- lo hacen por su propia voluntad.No es ningún secreto que el trabajo esclavo a que son sometidas mujeres obligadas a prostituirse a lo largo y a lo ancho de todo el país, incluye maltratos por parte de una mafia que es capaz de cualquier cosa. Eso, obviamente, genera miedo entre las chicas, no sólo por su integridad física, sino por la vida de sus familiares.No sólo las autoridades políticas prefieren seguir mirando para otro lado. Cuando a fines del año pasado dos chicas de Santa Rosa desaparecieron misteriosamente después de ser contactadas por sujetos sospechosos, hubo serios indicios de que podía tratarse de un episodio de reclutamiento de chicas para ser sometidas a la trata y la explotación sexual.Las adolescentes aparecieron y contaron lo padecido. Pero pronto se ahogó la pista de la red, ya que la Justicia archivó las actuaciones. La jueza de Familia y Menor que intervino entonces fue Cristina Baladrón.
LAS VÍCTIMAS. Según la OMI, hay un predominio de la trata interna, aunque fueron identificados casos de trata internacional. Los principales puntos de origen son Misiones y Santa Fe.Las víctimas son mujeres mayores y menores de edad de origen humilde que viven en zonas muy pobres, con precario nivel educativo, lo que reduce sus posibilidades laborales. En general, tienen un entorno familiar inestable y no contenedor.Además, en las investigaciones judiciales aparecen implicados "en forma recurrente funcionarios públicos y políticos". Se observan "con preocupación" prácticas que van desde "la tolerancia omisiva hasta la activa protección de los tratantes por parte de miembros de fuerzas de seguridad". Además, los fiscales y jueces "carecen de conocimientos básicos para el abordaje de estas formas de delincuencia".
La mafia deja su sello. La testigo que vio que a un cronista querían darle un "puntazo" con un arma blanca, y que escuchó que hubo un instigador ("dijo que le diéramos pero que no le hagamos mal") fue amenazada. La llamaron por teléfono a su celular, todos los días, desde el 4 de enero. En diciembre había recibido una sugestiva visita, que le causó terror.
"Ahora vamos para tu casa y te reventamos la cabeza", escuchó al otro lado de la línea telefónica Zaira Mendoza y se le heló la sangre. Era el quinto llamado que recibía ese día –el lunes 15 de enero– desde el mismo número "desconocido".
En todos los contactos le daban la misma orden mafiosa: "Tenés que ir a la comisaría y desdecirte de todo lo que viste y oíste. Ahí se termina todo". Ese discurso le repitieron en decenas de llamadas, recepcionadas en su celular desde el 4 de enero. Desde entonces, no hubo un solo día en que no le hicieran esa "sugerencia".EL OBJETIVO
Lo que la voz al otro lado del teléfono pretendía es que Zaira Mendoza, una mujer de 42 años, locutora, domiciliada en Ingeniero Luiggi, dejara en la nada el testimonio clave que brindó para tratar de esclarecer quiénes, cómo y porqué prepararon una agresión contra el periodista Juan Pablo Gavazza, uno de los editores de El Fisgón.
Fue en el último congreso peronista, el 18 de noviembre del año pasado.
El testimonio de la mujer fue aportado ante el fiscal de citación directa de Victorica, Raúl Miño. Es de tanto valor que si la Justicia tiene intenciones de llegar a fondo, debería seguir las pistas que conducen a los instigadores del ataque.
Para ello, por ejemplo, es vital el rastreo de llamadas telefónicas. También conocer en qué colectivo llegaron a Victorica y regresaron a Santa Rosa los patoteros.
Cofré, después de algunas horas detenido, salió de la comisaría haciendo la "V" de la victoria, en compañía de su tío Pepe Rodríguez –jefe peronista de la Zona Norte de Santa Rosa– y de otro dirigente de la unidad básica del barrio e integrante del clan, Héctor Funes.
Un Cacho de culturaCuando David Cofré (el joven que golpeó a un periodista en el último congreso del PJ) recuperó su libertad después de algunas horas de detención, también acudió a buscarlo su abogado defensor, Carlos Pérez Funes (hijo), más conocido como "Cacho".
El profesional fue, alguna vez, dirigente del Partido Socialista, siguiendo el camino de su familia.
En campaña, cuando era candidato, Cacho promovía –al menos desde su discurso– acciones contra el narcotráfico y la venta de drogas.
Después quedó involucrado en un episodio de violencia contra su pareja de entonces. Ese hecho, en las crónicas de los diarios de la época, se vinculó al consumo de cocaína.
Su padre –un dirigente reconocido en la ciudad por su honorabilidad– tuvo que encargarse en persona, merced a sus contactos con los propietarios de los medios de comunicación, de que los periódicos ignoraran la noticia del juicio oral y público al que fue sometido.
El último 17 de diciembre, Cacho Pérez Funes exhibió como con orgullo, definitivamente, su cambio de camiseta: ingresó con la barra que lideró Pepe Rodríguez al acto marinista, en el Club Belgrano. Y, sin dubitar, agitó los brazos y gritó las consignas que dictaron sus clientes, que a la vez –en ese mismo instante– parecían sus jefes políticos.
Terminó la feria judicial y ex funcionarios de Marín siguen desfilando ante la Justicia. Hay unos cuantos que tienen causas por duplicado. Habrá más presos ricos y famosos. ¿A Marín también le tocará?