7/04/2007

LA EDICIÓN DE JULIO: NUNCA MÁS


Imaginate a Marín paseando su soberbia por las calles de la ciudad, trepado en andas, torciendo la boca, mirando por encima del hombro y murmurando... "esa no la sé, esa no la sé... la que sí sé..."
Imaginate a Alina y a Ivana transpiradas de euforia, haciendo blanco –desde el "fuck you" de sus dedos– en los periodistas huérfanos.
Imaginate a Pepe Rodríguez y su banda recorriendo las casas de los enemigos para gritar la victoria.
Imaginate a los jueces mandando al archivo todas las causas judiciales.
Imaginate a la Elsa ministra, a Patucho Gardel, a Agüero y Araniz licitando en el IPAV.
Imaginate a los peores gremialistas besando los pies del jefe, cagando a los trabajadores.
Imaginate el triunfo de los ladrones de guante blanco. Multiplicá la droga en los barrios, imaginate el narcotráfico feliz.
Imaginate la sonrisa canchera de Espartaco y su troupe de niños bien.
Imaginate al abogado del diablo iniciando el Operativo Cancha Embarrada para llevarse puestos a todos los disidentes y a todos los críticos.
Imaginate a Ballari, Marta Cardoso, Blanca Alegre, Pepa, Robledo, Manolo Baladrón, Silvia Gallego y Norma Durango poniendo en marcha el Operativo Venganza.
Imaginate a Loggia cagándose de risa debajo de los bigotes. Y al Ruso Christensen armando listas negras. Y a Nelson Nicoletti estableciendo su nueva escala de censuras.
Imaginate al Ruso Alcala escupiendo su fervor ante micrófonos y grabadores.
Imaginate la chequera pública, y la ley, y la vida misma –otra vez– en manos de esos tipos.
Todo eso, que pudo haber pasado, es lo que por una vez no pasó.
A CUARTELES DE INVIERNO
Al día siguiente de la elección, La Arena eligió para su editorial el título "El otoño del patriarca", en obvia referencia al jefe caído en desgracia. Exactamente ese fue el título de la tapa de El Fisgón en octubre del año 2000. Fue entonces que comenzó el otoño, y no ahora, en que el jefe desgajado pasa a cuarteles de invierno.
Cuando aquella edición salió a la calle, con la misma caricatura del "rey desnudo" que hoy es tapa, ni un año había pasado del pináculo de la Gloria Marinista: la re-reelección, la palada de votos, la hegemonía absoluta, la impunidad respirándose en el aire.
Pero en el mismo inicio de su última gestión, el régimen comenzó su implosión. Se cavó su propia fosa. Como el escorpión que pica a la rana que lo lleva sobre el agua, aunque se mueran los dos, la defunción del marinismo estaba en su naturaleza.
El modo en que se construyó ese poder político, el vicio y la hegemonía en que hicieron base, terminó autocontaminándolo.
Tuvo que pasar casi una década para que una porción mayoritaria de la comunidad comprendiera (e hiciera algo en consecuencia) que Pablito Fernández, pionero antimarinista, tenía razón cuando decía que nos gobernaba una mafia. Pero en aquel entonces, los jueces lo imputaban a él, y no a los otros.
El proceso fue, para algunos, tortuoso. Fueron perseguidos, humillados, pisoteados. Otros apenas ignorados. Otros se aprovecharon y muchos de ellos son los mismos triunfadores de esta hora. Pasa en las mejores familias: los sepultureros del rey son sus herederos.
Algo muy feo acaba de terminar. Viene algo distinto. Ni siquiera puede decirse si mejor o peor, pero sí diferente.
Puede ser sólo un cambio de mando. También puede que haya metodologías que conduzcan hacia un sendero con algunas diferencias.
Sólo Verna sabe porqué decidió hacerse a un lado y aportar sus comportamientos mafiosos desde las sombras para que un tercero usufructuara el velorio marinista. A lo mejor ni siquiera se lo propuso, pero le hizo un bien a la ciudadanía.
Los ganadores de ahora –más allá del dulce de la victoria– son conscientes, en algún punto, de que están en deuda: con la porción de independientes que se acercaron, con los afiliados que se animaron, con los medios de comunicación. Hasta hubo un tácito pacto espurio entre los dirigentes ganadores y parte de la comunidad: los ciudadanos se tragaron algunos sapos y aceptaron ciertas trampas, como si esta vez el fin justificara determinados medios.
Los personajes que ahora ostentan el poder en el PJ no se caracterizan por su transparencia. Sus trayectorias no son precisamente limpias, ni parecen los mejores hombres para hacer una provincia justa y libre.
Pero ha comenzado otra historia: para volver a soñar con un horizonte un poco más claro hacía falta enterrar lo peor de la peste.
J.P.G.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Los payasos son unos seres realmente maléficos. Quieren ser la especie dominante del planeta y nos destruiran a todos para poder lograrlo. Nos destruirán a todos, nos destruirán a todos, nos destruirán a todos, nos destruirán a todos, nos destruirán a todos, nos destruirán a todos, nos destruirán a todos, nos destruirán a todos, nos destruirán a todos...

Anónimo dijo...

Es un error garrafal poner "ha visto" y "ha vuelto" con H. Está en las notas de el Casino (copete) y Daniel Pérez (título). Queda hasta feo a la vista. Me extraña mucho.

Patricia P.

Anónimo dijo...

Púes olvido imperdonable.... te olvidaste de mencionar a un personaje que "arbitra" en sus tiempos libres, supo ser mozo tambien...y de un día para otro....voila..!!!! el tipo vivia a lo funcionario, casas, autos,y claro que el echo de ser (en ese momento) el jefe de compras de la "cueva residencia" no tenía nada que ver con su crecimiento económico he!
solo se debía a al "esmero" y "dedicacion" de su segunda profesión...
Mangas de atorrantes toda esta gentuza tendría que estar presos y en una carcel de máxima seguridad.