10/14/2006

HISTORIAS Y LEYENDAS DE "LOS VECO" Y SU BARRIO

Manejan una porción de la ciudad como si fueran los dueños. Son los caciques barriales. El jefe del clan es amo y señor. Gozan de los favores oficiales. El poder político los trata con respeto y con temor. Se mueven con la prepotencia que otorga la impunidad. Rodeados de un folclore especial y de una leyenda que se volvió mito, “Los Veco” Rodríguez son un emblema de lo que ha germinado a partir de una política que hace base en el asistencialismo, la prebenda, el cruce de favores y la complicidad.

EL GUARDAESPALDAS. El viernes 7 de noviembre, cuando la Policía asesinó a Eduardo Esteban Con y la guerra era un hecho, “Pepe” Rodríguez hizo las veces de guardaespaldas del jefe de la Unidad Regional I, Juan Carlos Gorris. Lo apañó y le garantizó protección, como quien se sabe el dueño de la zona. Paró la bronca. En Zona Norte, o mejor dicho en Zona Oeste Quintas (ese es el nombre formal del barrio), manda él.
Gorris sabe con qué bueyes ara: aceptó el cobijo y el amparo del capo de la región y dio por teléfono la orden de que no fueran más patrulleros al lugar.
Pepe Rodríguez se paseaba con varios celulares a su alcance. Hablaba por uno y por otro. Sólo él sabe con quién, pero tampoco es muy difícil adivinar. En un momento hasta se subió a un patrullero: el signo final de que él era, él es, la autoridad.
Pepe se llama, en realidad, Ramón Inocencio Rodríguez. Y es el líder del clan desde que el viejo Veco (el original, que también se llamaba Inocencio) perdió la vida. El Veco era uno de los principales referentes de lo que fue uno de los barrios más pobres de la historia de la ciudad: “El Salitral”, que estaba en la zona de la laguna Don Tomás. Cuando se erradicó, el gobierno le construyó (a principios de la década del ’70) un grupo de casitas para que vivieran él y sus hijos.
Esas viviendas, cada vez más extendidas, cada vez más pobladas, fueron el corazón de la Zona Oeste Quintas, que pasó a llamarse también “el barrio de Los Veco”.

EL CLAN Y EL TERRITORIO. Hoy, Pepe es el mayor de los 7 hijos de don Inocencio y Paula Méndez. Puntero político para lo que guste mandar, es el jefe de la Unidad Básica de Zona Norte que tiene sede en la calle Salta. Su hermano, Arturo Rodríguez (para todos “El Ruso”) preside la comisión vecinal.
Pepe se conduce a bordo de un portentoso vehículo, que hace contraste con la pobreza de la zona en la que reside. Ese contraste caracteriza a Zona Norte: en medio de una pobreza extrema, hay casas –dice un vecino del barrio– que tienen “más electrodomésticos que Lucaioli”. Hay pintadas características en todos los paredones, que reivindican a los pibes chorros y al faso, y que arremeten contra la Policía y el juez puto.
En ese lugar de la ciudad (donde viven centenares de desocupados, donde el hacinamiento y la promiscuidad son moneda corriente) el Estado mete la cola para asegurarse el manejo proselitista: allí se bajan pensiones, planes transitorios de empleo, subsidios. Hay chicos “en riesgo” bajo la tutela del Estado en programas para “sacarlos de la calle” y otras cosas bonitas. Los votos peronistas se cuentan de a montones. La droga , las armas y el delito son cosa de todos los días. Los vecinos que se sienten víctimas no se animan a hablar: temen que les quemen la casa, o el cochecito.
Pepe tiene llegada a todo el funcionariaje pero es con “la Elsa” con quien mejor se maneja. “La Elsa” es, claro, la subsecretaria de Promoción y Asistencia a la Comunidad, Elsa Labegorra (ahora electa diputada), que manipula la caja asistencialista del gobierno provincial.
Elsa reparte comida, subsidios, beneficios, dinero en efectivo, privilegios, favores, silencio, datos, o lo que haga falta. Ella es presidenta del Consejo Local de Unidades Básicas y a partir de ese cargo partidario –neurálgico– y del manejo de una generosa chequera, ha creado una red de punteros barriales que le responden fielmente. Desde ya, Pepe no es el único. Es, apenas, uno de los eslabones visibles de la cadena.

UNA HISTORIA QUE LOS PINTA. “Los Veco” saben que tienen poder. Conocen el valor de su silencio, entienden de mecanismos extorsivos. Así lo dejaron demostrado cuando, en un abierto desafío a sus jefes políticos, entraron en la historia como los primeros en hacer un corte de ruta en La Pampa, el 22 de octubre del ‘98.
Ese día llenaron de caucho la 35, prendieron fuego algunas cubiertas, cruzaron vehículos por la carretera. Había sucedido lo que no podía suceder: un juez acababa de procesar a un grupo de muchachos del clan, acusándolos de la violación de una mujer que se paseaba sonámbula por las calles del barrio, en horas de la madrugada.
Ese hecho es paradigmático por la gravedad institucional que lo rodeó y por la resolución final del caso judicial.

VIOLACIÓN Y DESPUÉS. El juez de primera instancia Carlos Flores intervino ante una violación que se produjo el 4 de octubre de ese año. Fueron detenidas 4 personas. La víctima había recibido heridas importantes, amén de un shock nervioso que obligó a su internación. Cuando iba caminando por la calle Jujuy, la subieron por la fuerza a una Renault Fuego de color verde y la violaron en la zona de las piletas de Obras Sanitarias.
Disconformes con el fallo, “Los Veco” se aparecieron en la vivienda del entonces ministro de Gobierno y Justicia, Heriberto Mediza. A su modo, claro. Pidieron una “audiencia” que no les fue concedida y entonces marcharon raudamente a hacer sentir rigurosamente su descontento.
Eran poco menos de las 6 de la tarde cuando cortaron la ruta. Luis Lucero, jefe de la Unidad Regional I, recuerda que eran unas 30 personas. Hay policías que les temen, otros que pactan con ellos, otros que los enfrentan y por eso mismo salen perdiendo. Los Veco están protegidos por expertos, por nombres pesados que terminan cediendo a sus presiones.

PUERTAS ABIERTAS. Ese día no fue la excepción. Con el argumento de que los acusados por la violación "son inocentes, muchachos de familia", Pepe Rodríguez y los suyos insistieron en el reclamo. Se fueron de la ruta recién a las 8 y media de la noche, bajo la promesa de que serían recibidos por Mediza, que efectivamente les abrió las puertas de su despacho.
Pepe Rodríguez fue el vocero, aquella vez: "Tenemos la plena confianza de que nuestros familiares van a recuperar la libertad porque son inocentes y nos duele cortar la ruta porque esto no se lo podemos hacer a nuestro gobierno ni a nadie".
La Justicia Federal actuó por la violación del artículo 194 del Código Penal, que prevé para estos casos prisión de 3 meses a 2 años. La fiscal federal Marta Fernández de Odasso, en la elevación a juicio, identificó a varios componentes de la familia.
Mediza, en tanto, dijo aquella vez que a algunos de los manifestantes los conocía personalmente, y que varios eran afiliados al PJ. Su casa y la del juez Flores tuvieron que ser custodiadas. Y se preocupó por el “mal momento que pasó mi familia, los chicos y algunos amiguitos que se encontraban en la casa. Puedo comprender el nerviosismo de ese grupo, pero no justifico que se cause un problema frente a una vivienda particular”.
Con el correr del tiempo, la historia cobró el curso que Los Veco se proponían: los acusados fueron declarados inocentes (al menos de la violación) luego de la misteriosa desaparición de una pericia. Otra vez estuvieron de fiesta.
Y el 13 de diciembre de ese año, en la sede del PJ, el gobernador Rubén Marín festejó los votos necesarios para su re-reelección abrazándose a otro capo: Pepe Rodríguez.

Aquí están, estos son

* Ramón Inocencio Rodríguez, alias Pepe, domiciliado en la calle Misiones 836, de estado civil divorciado, de ocupación "jornalero", hijo de Inocencio y de Paula Méndez.
* Arturo Rodríguez, alias El Ruso, domiciliado en Yapeyú y Pasaje Yatasto, de estado civil divorciado, de ocupación "jornalero", hijo de inocencio y de Paula Méndez.
* Herminio Delfo Rodríguez, alias Pirucho, domiciliado en calle Yapeyú 1.759, de estado civil casado, de ocupación empleado, hijo de Inocencio y de Paula Méndez.
* Susana Rodríguez, de estado civil divorciada, de ocupación empleada, domiciliada en calle 2 de Abril 3.000, hija de Inocencio y de Paula Méndez.
* María Cristina Rodríguez, domiciliada en Suipacha 995, "Barrio Municipal", de estado civil casada, de ocupación empleada, hija de Inocencio y de Paula Méndez.
* Gabriela Soledad Rodríguez, domiciliada en Suipacha 975, Barrio Municipal, de estado civil casada, de ocupación empleada.
* Juan Carlos Torres, domiciliado en calle Suipacha casa número 8 del Barrio Municipal, de estado civil casado, de ocupación peón de albañil.
* Carlos Alberto Torres, alias "Castro", domiciliado en calle Suipacha casa número 8, de estado civil soltero, sin ocupación, hijo de Juan Carlos y de María Marcelina Godoy.
* María Laura Torres, domiciliada en calle 2 de Abril 3.000, de estado civil soltera, de ocupación portera, hija de Juan Carlos y de María Marcelina Godoy.
* Edelmecio Héctor Funes, domiciliado en calle 2 de Abril 3.000, de estado civil divorciado, de ocupación licitador de la provincia, hijo de Serapia Funes.
* Aníbal Javier Figueroa, de estado civil soltero, de ocupación jornalero, domiciliado en Yapeyú y Suipacha, hijo de Ezequiel y de Olga Ofelia Pasaron.
* Mariángeles Fiorucci, domiciliada en Misiones 837, de estado civil casada, de ocupación empleada.
* Carina Alejandra Alberca, domiciliada en calle Carlitos Chaplín y Juan de Dios filiberto 2.855, de estado civil soltera, de ocupación ama de casa.
* Arnaldo Ernesto Almeyda, domiciliado en Yapeyú y Suipacha en el Barrio Municipal, de estado civil divorciado, de ocupación jornalero.

Los mencionados fueron imputados por la Fiscalía Federal, el 28 de marzo de 2001, de ser autores responsables del delito de entorpecimiento de las vías de comunicación, previsto en el artículo 194 del Código Penal.
En esa misma causa, la fiscal dejó en claro que fue "Pepe" Rodríguez "quien consiguió la audiencia con el entonces Ministro Mediza". También se afirmó que, curiosamente, "todos (los manifestantes) se esforzaron por esconder la presencia" de Pepe (el jefe del clan) en el acto de protesta. "A pesar del esfuerzo de los manifestantes, tal circunstancia quedó totalmente desvirtuada, por el contrario quedó totalmente demostrado que Inocencio estuvo presente desde los primeros momentos del corte y mucho más aún fue la voz cantante del mismo".
La causa judicial revela que tras la reunión con Mediza, Pepe Rodríguez llamó desde el teléfono del subsecretario de Justicia y Protección a la Comunidad, Carlos Sánchez, al jefe de la Unidad Regional I, Luis Lucero, que estaba en el lugar del corte de ruta. Le dijo que "la entrevista había terminado", que iban a levantar el corte de ruta y que el propio policía se lo comunicara a los Rodríguez. Como los manifestantes no hacían caso, Lucero le pasó el teléfono a "El Ruso" y después a un par de mujeres de la familia.

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